domingo, 5 de junio de 2016

Cómo.

Escribiría sobre cómo me siento, pero algo tan simple es la incógnita de mis días. 
Soy incapaz de contestar cuestiones tan sencillas como un: cómo estás. 
Sé que estoy. 
Mis sentidos siguen alerta;
pero cómo, qué transmiten a través de la electricidad de mis neuronas, 
cómo conectan con el motor bombeasangre de mi cuerpo. Cómo. 
No tengo ni idea. 
Será que no me conozco. 

Mi piel se eriza cuando me rozas, pero no es excitación lo que me despiertas, es paradoja. 

En cada una de mis extremidades hay un imán, uno que me atrae y otro que te repele. 
Siento odiseas de dolor consumidas en confusión, la curvatura de mis labios se mantiene y la respiración sólo se acelera cuando el cerebro ya es incapaz de tanta tortura logístico-emocional. Sé que echo de menos, pero también que la idea de depender de alguien me aprisiona, esa simple idea causa pánico en mis sensores. Sé que me duelen las pérdidas, que me enfurecen, pero también que me hacen fuerte, o insensible tal vez. Porque cada vez soy menos vorágine y más autómata. Soy una contradicción hecha carne, soy dudas que en ocasiones tornan líquidas, soy dolor que hierve y después se evapora.

Cómo me siento me es un misterio estos días, pero al menos aún brotan versos con los cortes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario